Universitario de Deportes: Horizonte incierto

La derrota de Universitario de Deportes ante Oriente Petrolero en el Ramón Tahuichi Aguilera nos deja, por todos los ingredientes que tuvo el partido –pese a no ser tan lúcido-, más que un simple 2 – 0 en contra. No fue un encuentro más, sino el punto de partida para un equipo que tendrá que batallar durante toda la temporada con la merma de haber perdido a jugadores que fueron claves en el 2017, y la imposibilidad de poder fichar para reemplazarlos.

Escribe: Roy Galdos (@ChinoDeLaRisa - Twitter)

Lo visto en Santa Cruz de la Sierra fueron los primeros síntomas de un equipo que, sin el respaldo individual que resuelva en los momentos difíciles, tiene escasos argumentos futbolísticos para hacerle frente a cualquier rival con un mínimo grado de consistencia en su colectivo. Porque eso fue lo que se vio ante el ‘Petro’: un equipo que se empecinaba en recostar toda la responsabilidad del juego en las individualidades de sus jugadores ofensivos, y otro que con poco, aunque para esas circunstancias suficiente, respondía eficientemente sin desesperarse pese a jugar con uno menos durante todo el segundo tiempo.

El golazo de Héctor Sánchez pudo haber sido de otro partido, sin embargo, lo que vino después no pudo ser mejor para Universitario: la expulsión de Rodrigo Rodríguez. Con todo un tiempo por delante con un jugador demás, la historia parecía que le daba la mano a los cremas. Pero no fue así. Universitario no le respondió cordialmente.

Si en el primer tiempo Paulo De la Cruz resumió en su atrevimiento y desfachatez lo poco que podía hacer Universitario, en el complemento todo se diluyó. Aquí podemos ver, además, un problema que a todos quieren pintarlo como una solución. Un juvenil de 18 años, que recién acaba de debutar profesionalmente, no puede ser el salvavidas de un equipo que al menos quiere competir en un torneo internacional. Como si quisieran que el chico cargué una cruz más grande que su apellido.

Universitario de Deportes no puede depender de los chispazos genuinos de un juvenil como De la Cruz. Sin los activos futbolísticos –netamente individuales- del 2017, el panorama para los cremas es incierto. (Prensa Universitario)

Y el problema de Universitario no necesariamente pasa por lo individual, pese al bajo nivel mostrado por jugadores como Roberto Siucho y Daniel Chávez, sino por lo colectivo. Si algo era claramente reconocible en esta ‘U’ de Pedro Troglio, era su capacidad de desequilibrio por las bandas y su punch en ataque sin la necesidad de manejar el balón en el mediocampo. 

Tener a Alexi Gómez, Alberto Quintero y hasta Luis Tejada en plena forma, le resolvía a los merengues las dudas que mostraba cuando tenía que asumir un rol de mayor posesión y creatividad en la medular. Sin esos jugadores –Quintero sí se quedó, pero no está en forma aún-, Universitario quedó desnudo en una fase del juego que ya debería haber aprendido, al menos de reserva cuando el partido se lo exija. Ni siquiera Javier Núñez, quien tiene algunas cosas que puede servir para tales efectos, muestra lo suficiente para tapar ese hueco. En este sentido, queda como una incógnita sin respuesta el hecho de que el comando técnico haya prescindido de Diego Guastavino.

¿Es justificación para Pedro Troglio que para esta temporada haya perdido a sus mejores hombres? No. Un equipo, antes que centrar sus males en jugadores puntuales, debería, como primera norma, solidificar un colectivo que respalde a cada uno de ellos. Universitario no lo hizo durante el 2017, y ahora sin esos activos que resuelvan ante la adversidad, todo se ve más gris.

Jugadores como Aldo Corzo, Raúl Fernández, Werner Schuler, Alberto Quintero y Arquímedes Figuera, en el papel, deberían liderar este difícil año. Por ahora, el venezolano dejó en evidencia que no puede cargar con esa responsabilidad. (AFP)

El partido de vuelta es el viernes, pero, aunque parezca apresurado, no debería ser ese el objetivo del equipo. Con tantos problemas en la mochila para este 2018, en Universitario deberían apuntar a ese horizonte que cada vez está más cerca, pero a la vez más lejos: el Torneo de Verano. Asumir la realidad con responsabilidad no es signo de mediocridad. Universitario debe madurar su temporada abrazando sus problemas.